----- CIBER
TROLL -----
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Escrita por: “Irene
Naridza”
----- Imagen Izquierda --------------------------------------
Foto usada: https://pxhere.com/es/photo/1113994
Foto por PxHere:
https://pxhere.com
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Link to
Caption en Inglés en Deviant Art: https://www.deviantart.com/nair-tg-stories/art/CyberTroll-TG-STORY-1007264414
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----- Ciber Troll
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-- Escrito por “Irene Naridza”
Franco estaba sin nada mejor que hacer que molestar con una
de sus cuentas falsas de DevianArt a creadores de contenido al azar. Le
divertía mucho dejar comentarios ofensivos en cada Deviant que se le aparecía
por delante, muchas veces no tenía ninguna respuesta, otras eliminaban su
comentario e incluso, el dueño del canal se ponía a pelear con él, esas eran
las ocasiones que más le gustaba.
Se le hacía una práctica divertidísima, pero para el resto
era algo realmente molesto. Un día, encontró una página que subía Captions de
Historias TG, es decir, una imagen acompañada de un texto donde algún
protagonista termina vistiéndose o transformándose en el sexo contrario. Ajeno
a esta afición, le pareció algo totalmente tonto “que
ridiculez tan ***” se burló en una de las Captions, como no recibió
respuesta alguna siguió con su día.
Una semana después, estaba teniendo un mal día, desde que
amaneció se sintió enfermo, era como una gripe, pero sin los fastidiosos
problemas nasales u orales, eso no lo detuvo de molestar en internet, esta vez
no estuvo tanto tiempo, puesto que la sensación de fiebre y escalofríos
empeoro, por lo que decidió dormirse de una vez, esperando despertar mejor.
Al despertarse sintió extraño, se movió para intentar
sentirse un poco más cómodo, pero a pesar a intentarlo, sus músculos no le
hicieron caso, abrió los ojos y no pudo reconocer dónde estaba, no podía mover
su cabeza, pero ese techo definitivamente no era de su habitación, en vez de
madera, el tumbado era de cemento negro, miro a los alrededores, alguna luz
blanca provenía de algún sitio.
“¿pero ¿qué?” Intentó hablar, pero ya no tenía cuerdas bucales,
entonces entro en pánico, sin moverse, sin poder hacer sonido alguno, encerrado
en la celda que ahora era su cuerpo. Entonces, escucho un susurro venir de
algún lado, comenzó a mover sus ojos en busca del sonido, pero ya no le
respondían, con su vista presenció gotas que caían del techo hacia su rostro,
del tumbado pudo ver como lentamente aparecían grumos, lentamente uno cada vez
más grande que el otro, aún con la poca iluminación pudo distinguir como si
comenzasen a esbozar una sonrisa.
Su corazón se aceleró al ver que los grumos cobraban vida y
un ser con aspecto de larva comenzó a descender, a pesar de sus latidos los
crujidos del seco cuerpo del monstruo penetraban sus oídos hasta apuñalar sus
nervios. Frente a sus ojos se posó y el muchacho pudo ver la bestia con varios
cráneos de humanos sobresalir por la grisácea piel, atravesando músculos secos.
Sus fauces se abrieron dejando escapar un nauseabundo olor y
una hilera de dientes torcidos, pero con sólidos para atravesar a sus presas.
En sus adentros el joven gritó con horror, pero nadie, ni siquiera él se pudo
oír. Pero la vestía no lo atacó, retrocedió al escuchar una voz que la llamó. “Hey, seré yo quien decidirá su suerte, cuando termine
con él, podrás devorar las sobras.” Una mujer delgada, sin tocar el
suelo se acercó y el joven ya no podía más con su corazón, pero este seguía
latiendo con fuerza. Con canas, mejillas hundidas, verrugas secas, pero
conservando con cierta belleza su rostro y cuerpo.
Ni una palabra decía la mujer mientras a Franco lo veía,
entonces, son un movimiento rápido de su mano, como delgados clavos su pecho
perforó, retiró, levantó y mostro su corazón. Aún con las venas y válvulas
conectadas el órgano se agitaba. Con una sonrisa se lo acercó a la boca y le
dio una mordida. “Valla, eres… diferente.” Dijo sorprendida, y devolvió el órgano en su
lugar. “Hermana, atrás, tendrás que esperar un
poco más” le ordenó a la bestia
al cual pareció molestarse. “…tendrás sus
sobras, déjame trabajar.”
La señora realizó otro movimiento y el lugar donde Franco
estaba recostado se levantó hasta quedar un ángulo muy inclinado. Mirándolo de
reojo sacó de su atuendo un pedazo de carne al cual la sangre aún le goteaba y
se lo comió. En un momento habló y Franco reconoció la voz, era su voz. Allí
comenzó a hablarle frases e insultos fuera de lugar, el joven no podía entender
la razón de ellos. “que ridiculez tan ***” fue entonces que entendió, sus ojos aún podían
expresar, delataban su descubrimiento.
La mujer se tocó la garganta y volvió a hablar esta vez con
su propia voz. “Sabes, tengo más edad que
cualquier cosa que hallas visto, excepto la Tierra.” Estaba molesta. “sin
embargo, aún que soy adulta, no suelo tolerar comentarios de gente con odio.”
Se acercó más al joven. “Mucho más si son
hombres patéticos.” Hiso una
mueca que mostraba que le repugnaba. “Hubiese
dejado alguna de mis hermanas te destrozase, te disecase y te conservase o te
devorase, pero cambié de opinión al probar tu corazón.” Señalo el pecho que aún tenía la herida. “Eres diferente… tu alma, es diferente, la quiero para
mí, otro de mis trofeos.” En sus
frases se notaba un frenesí enfermo. “Pero
antes, tengo que… arreglarte.”
Franco quería arrancarse las orejas, sacarse los ojos, pero
ya no quería estar allí, el dolor en su cuerpo y el miedo ya lo habían dejado
casi sin cordura. Ahora esperaba con pavor lo que esa mujer le fuese a hacer,
esta recitó unos versos, lo que parecía un manojo de palabras con letras
desordenadas. Entonces, Franco sintió como su cuerpo cambiaba, los huesos y
músculos se movían, sentía que se hacía más pequeño y parte de su piel se caía,
sobre esta crecía otra nueva de inmediato, mechones de cabello hirviendo
collerón sobre su rostro tapándole la vista, si hubiese tenido voz, Franco
hubiera rogado por la muerte, ahora sentía la suma de los peores dolores, un
olor a carne quemada fue remplazo con el inconfundible hedor a fibra plástica
chamuscada. Su ropa se comenzó a derretir sobre él, formando una nueva.
Después de una transformación tan cruenta, la mujer realizó
otro movimiento y Franco recuperó el control de su cuerpo, este abrió su boca
para dejar escapar un gritó y desahogar su dolor, pero un sonido ahogado fue
todo lo que salió. Seguido a eso, se acomodó el nuevo cabello e intento
examinar su cuerpo, preocupado por lo que le había hecho.
Su cuerpo era ahora uno femenino, más delgado y bajito que
su yo masculino, una vez más revisó aquel nuevo cabello recién creado, era
castaño y con pequeños rizos, su ropa era una camisa una talla más pequeña,
unos pantaloncillos de mezclilla bastante cortos le apretaba sus caderas, tenía
nuevos atributos sexuales, pero era lo menos que le importaba, quería salir de
allí, huir de esa mujer. La volvió a ver de un sobresalto por que volvió a
recitar otro verso, un brillo blanco que inundo la habitación lo segó, cerró
los ojos y los abrió lentamente cuando ya podían acostumbrarse al nuevo
ambiente.
Un lugar abandonado, un edificio que era de una gran
corporación que quebró y todo lo perdió. Miro al frente y entre los árboles la
mujer lo asechaba con ojos rojos. Pero eso no fue lo que hiso que su corazón
diera otro vuelco, fue su muñeca que se quedó viendo, en su diestra traía otra
preda, era una manilla pequeña, común pero única a la vez. Tenía escrito un
nombre; “Angelin”. A su mente vinieron los recuerdos, las historias de
aquella página que insultó, todos los personajes tenían dicho nombre escrito en
alguna parte de sus atuendos.
Ahora era de su propiedad, su marca no mentía. Su cabeza
levantó y los ojos de dicha mujer observó. Sin una palabra instrucciones le
indicó y una pose realizó. “vieja… bruja” con
su último intento de insultó su voluntad se agotó. En cambió la mujer a
carcajadas reía mientras sus colmillos esbozaban. “Querida,
veo que descubriste mi Don.”
La bruja recitó un último verso y una luz lo segó
nuevamente, sin embargo, no pestañeo, aún sentía su cuerpo, pero por más
esfuerzo este no se movía. Blanco, era lo que veía, los segundos pasaron, se
hicieron minutos, horas y hasta días. Su cuerpo le dolía, pero los ojos no le
ardían. De repente escuchó un susurró, que se hacía cada vez más fuerte, ahora
sonaba como un gritó, allí pudo entender, era soez lo que alguien le decía. Esa
frase se hiso tan fuerte que lastimaba sus tímpanos, solo entonces se detuvo.
Franco volvió a desear la muerte, pero no importaba lo que pensase, a la bruja
le pertenecía, solo ella podría librarlo de su sufrimiento, pero era algo que
ella no cedería. Un nuevo susurro apareció, varios de ellos, como si alguien
estuviera leyendo algo, cuando se aumentó su volumen lo entendió, era una
historia, lo mencionaba en situaciones vergonzosas.
La bruja lo había encerrado en una de sus Captions y lo
estaba exhibiendo con orgullo, era su trofeo. Franco sintió vergüenza antes que
sintiera como si los gritos le desgarrasen los tímpanos. Esta historia se
repetía una y otra vez, solo siendo interrumpidas por todos los comentarios
vulgares que había escrito alguna vez en línea. Sin embargo, Franco no perdía
la conciencia, tenía en cuenta su situación, sabía cuál era el peligro, y sabía
que no podía hacer nada, era un ciclo sin fin de dolor, vergüenza y desesperación.
FIN
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----- Si por allí encuentran
alguna falta de ortografía, por favor, háganmelo saber -----
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Link a Historia en Wattpad: https://www.wattpad.com/story/326262871-ciber-troll-creepypasta-tg
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--------------- Opinión de la Autora ---------------
·
Una vez un hater se puso a insultar en los
comentarios. No sé si me afecto mucho, pero sí me dejo muy enojada. No solo
eso, también me dejó creativa, tanto como para crear esta historia.
·
Intentaré hacer de oídos sordos al próximo muspo
que venga a molestar. Pero no voy a borrarlo, que todos se enteren de su
actitud.
------------------------------------ GRACIAS POR VER. ------------------------------------