-------------------------------------------------------------------
Escrita por: “Irene Naridza”
IMAGENES IA HECHAS POR HOTPOT
Mamá está en un grupo extraño de madres solteronas. Algunas
de las integrantes son completas desconocidas. Pero a cada que una se casa,
todas asisten a la boda. Por supuesto, eso nos incluye a sus hijas. Sí, solo
hijas, el grupo no permite hombres.
Otra de sus actividades extrañas es realizar reuniones,
nunca he ido. Pero por lo que he podido sobre escuchar de mamá; debaten
detalles de proyectos y exigencias al municipio para aumentar pensiones de
viudas y otras cosas que no termino de entender, pero me gustan.
Hoy es la boda de una de las integrantes. No es que no me
gusten las bodas. Son muy bonitas, los vestidos de novia, la consumación del
amor, el pastel de boda, las decoraciones y demás. Pero justo tengo que hacer
un ensayo para el colegio y mamá insistió en que debíamos venir.
Así que aquí estoy, con mi vestido esponjoso celeste,
zapatos bajos plateados y mallas blancas. En mi hombro se sostiene la correa de
mi bolso. En él puedo llevar mi cartera, labial, teléfono e incluso cuadernos
del colegio. Es más práctico que una mochila.
Camino buscando un lugar alejado en donde poder leer en
silencio el libro sobre la independencia. El ensayo es de 10 páginas. Con la
cantidad de cosas que pasaron en esos años de batalla campal, solo con resumir
torpemente los acontecimientos tendrías 50 páginas.
No es algo complicado, pero sí largo y escabroso. No hubo abrazos
ni pelearon con almohadas. Este libro de historia podría ganar sin problemas el
primer puesto en la categoría de horror.
Finalmente encuentro un lugar dentro de una pequeña casita. Cuatro
paredes y un techo, con mesas y flores dentro. No tiene ventanas, solo marcos. Está
destinado a usarse para tomar fotos y cubrirse del sol.
Me siento y antes de sacar el libro de mi bolso, noto que
hay un libro idéntico en la mesa de enfrente. Hay una chica con mi mismo
atuendo, solo que el suyo es de color rosado. Ella tiene el cabello rizado
donde resalta una corona de flores simple.
Nunca la he visto. No creo que vayamos al mismo colegio. De hecho, ninguna de las chicas de aquí va a mi colegio. Estos libros son del ministerio, todos los colegios públicos los usan, podría ser de cualquier sitio. En fin, no creo que sea perder el tiempo tener una corta charla con ella.
“Hola. ¿También estás
preparando un ensayo?” Me acerco
un poco. Ella evita mirarme, incluso acerca más el libro a su rostro. “No. Ya lo terminé, fue muy fácil. Solo leo porque me
gusta la materia de historia.” Dice
en voz tan baja que tengo que inclinarme para poder terminar de escucharla.
Entonces cruzamos miradas por un corto segundo. Oh cielos. “¿Diego?, ¿ERES TÚ?”
exclamo sin cuidado. La chica en el vestido rosado deja caer su libro,
este rebota en su falta y termina en el suelo. “¿Diego?,
no sé quién es él, pero suena a alguien lindo.” Dice antes de apresurarse a recogerlo.
“Vamos, Diego. Puedo
reconocer ese lunar en la barbilla. Eres tú.” Antes no lo noté
porque él tenía la cabeza inclinada concentrándose en leer. Pero una vez lo vi,
no pude dejar de verlo. Es Diego, en un vestido, mallas y rizos.
“Está bien, Wendy. Soy yo.” Dijo al asentar el libro en la mesa. “Ya puedes dejar de alzar la voz.” Comenzó a jugar con uno de los rizos,
deslizándolo entre su dedo índice. Aprieto mis labios por un momento, pero al
segundo siguiente ya no puedo hacerlo.
Una carcajada escapa de mi mandíbula. En serio lo siento,
pero no puedo evitarlo. “Oye, al menos no
escupas.” Se alejó
un poco mientras interponía su mano entre su rostro y yo. “Incluso tienes esmalte celeste.” Tomo su mano, examinándola. “Buena manicura.” Perdón,
pero tengo que reírme de nuevo.
Cuando me calmo, me siento en la silla junto a él. “Cuéntame, ¿Porqué de repente muestras este lado
femenino?” es una duda auténtica,
no es por burlarme de él.
“Mamá me obligó a venir aquí
así.” Dijo entre un susurro. “Aquí solo admiten chicas. Odio esto.” Miró su vestido por un segundo para luego mirar
sus manos sobre la mesa, frotaba sus estilizadas uñas. Logro aguantar la risa. “Creo que el rosa no es tu color.” Se me escapa torpemente y tengo que apretar los
labios para no reír nuevamente.
“¿No te gustaba el celeste?” No puedo creer que haga esto, perdóname Diego,
pero no puedo evitarlo. “Oye, creo que tú y yo
somos de la misma talla.” Es lo
más probable, somos de la misma estatura. Soy medianamente alta para mi edad y él
medianamente bajito.
“¿Y qué con eso?” Dice sin mirarme. “Tú
eres bueno en historia, yo no. Tal vez si haces mi ensayo de la guerra de
independencia… podamos intercambiar vestidos.” Suelto mi propuesta, solo espero que no se ofenda
y se vaya pisoteando e insultándome.
“Trato hecho.” Salta de su asiento y estrecha mi mano. Me quedo
mirando su rostro donde se dibuja una gran sonrisa. “ESPERA…
¿QUÉ?” En serio, ¿Qué acaba de decir? “Haré
tu ensayo, te lo daré el próximo martes.” No ha perdido su sonrisa.
No puedo creerlo. EN VERDAD LE GUSTAN LOS VESTIDOS, bueno a mí
también, pero yo soy una chica, él un chico. “Si
te gustan los vestidos… ¿Por qué la cara tan larga?” que mal momento para hacer esa pregunta. “Ya te lo dije, odio el rosa.” Dio una risita
al terminar la frase.
Aun sujetando su mano me pongo de pie. “Andando. Oh, y procura no mancharlo.” No voy a faltar a mi palabra ni cuestionar sus
gustos. Después de salir del cambiador pude comprobar que el celeste es su
color, combina con sus uñas y ojos.
“Te ves muy bonita.” Se lo digo de forma genuina, él lo entiende y
gira sobre sí como una ballerina. “Se siente
perfecto.” Sonríe mientras
contempla su reflejo en el espejo del cambiador. Incluso hace un par de poses
con sus manos, como un corazón. Emito una risita, no se ve patético, se ve
adorable.
“¿Qué te parece ir por una
sesión de fotos juntas?” No
terminaba de sugerir cuando él se gira de inmediato para tomar mi mano y ponernos
en camino. Vaya, no esperaba que accedieras tan rápido. “¿No te preocupa que alguien más te reconozca?” Una
pregunta torpe, pero válida.
“Soy la niña de las flores,
tontita. ¿Quieres unírteme?” dice mientras pasamos bajo la sombra de
los pinos. “Por supuesto.” Parece que tendremos un poco de protagonismo en
esta ceremonia, eso me gusta, pero es él quien lo está disfrutando más.
FIN
------------------------------------
----- Si por allí encuentran alguna falta de ortografía, por favor, háganmelo saber -----
------------------------------------ GRACIAS POR VER ------------------------------------