----- Reflexión de una Hermana -----
-- Escrita por “Irene Naridza”
Las risas inundaban el departamento 46. Los recuerdos
frescos de la consumación de su venganza contra Xander traían tanta emoción que
nadie podía contener la risa.
“La forma en cómo se movía como una
larva, desearía haberlo grabado.” Dijo
la chica pelirroja antes de tomar una bocanada de aire. “Tu plan tomó tiempo, Marian. Pero al final fue todo un éxito.” Dijo la chica rubia mientras chocaban los cinco. “Soy buena haciendo esto. Pero el factor decisivo fue la
paciencia. Debíamos dejar que Xander se sintiera atraído a ‘Danny’ para que pudiéramos
ejecutarlo.” Dijo Marian.
“No me molestó ser usado como carnada. Quería que Xander fuese humillado. Y lo LOGRAMOS.” Dijo Daniel mientras levantaba su bebida. “Me pregunto qué harán con él en la casa de la fraternidad. Seguramente hacer que beba pegamento o esas cosas inmaduras que les gusta hacer con los novatos.” Daniel se frotó las manos, sabía que no podría verlo, pero esperaba que fuese una gran humillación.
“No creo que sea pegamento él
líquido pegajoso con el que vayan a embarrar a Xander. Dudo que usen condones,
en especial Tomas.” Dijo Marian con
tranquilidad. “Ew! No menciones esas cosas
mientras comemos.” Se quejó Bondy, negándose por un momento a darle
otro bocado a su hamburguesa.
“¿A qué te refieres con eso?” Dijo Daniel, deteniéndose cuando estaba por
llevarse su vaso de jugo a la boca. “Tú sabes.
Los chicos de la fraternidad son terribles. Lo más probable es que se
aprovechen del ‘regalo’ que les dimos de todas las formas que a una mente
lujuriosa se le pueda ocurrir.” Marian jugaba con sus dedos mientras
pensaba en todos los relatos de los mismos miembros de la fraternidad sobre sus
fiestas con excesos.
“Incluso si Xander intenta
demandarlos. Los chicos ricos de su fraternidad usarían sus contactos para
hacer que no progrese en ningún tribunal.”
Concluyó recordando que
Xander no era el único niño rico mimado de la universidad. Había unos cuantos
que compartían sus mañas.
Daniel adoptó
un profundo silencio y se sumió en sus pensamientos. No era una situación poco
familiar. “Este…no… no podemos dejar que
esto ocurra.” Murmuró. “¿Por qué no?” exclamó la chica rubia. “Xander se ha aprovechado de la misma manera de varios
estudiantes. ¿No queríamos todos verlo humillado? ¿no te parece justo que sea
él el que esté en la situación de impotencia?” reclamó
Ruby.
“Sí. Me parece lo ideal. Me alegra
que sienta lo que es estar en nuestra posición, pero… esto… es demasiado.” Respondió Daniel antes de mirar a su hermana que
bebía jugo de naranja mezclado con Vodka como si el tema a discutir fuese irrelevante.
“Tú lo dijiste. Los chicos de
la fraternidad no dudarán en hacerle… eso… a Xander ahora que lo disfrazamos
como una chica. Independientemente de que sea Xander. ¿Te parece correcto
permitir que algo así le ocurra a alguien?”
La preocupación de Daniel se transmitía a través de sus ojos vidriosos.
“No. claro que no.” exclamó Marian. “Pero
Xander no es cualquier persona. Es un acosador, arrogante y molesto chico rico.
lo que le pasará es un resultado de sus acciones.” Se explicó ella. “Sabes
lo que les pasa a los abusadores en prisión. ¿te sentirás mal por ellos también?” preguntó la rubia mientras lo miraba con severidad.
“¿No lo entienden? ¡Nosotros
intervenimos en esto!” exclamó
Daniel con tanta fuerza que todas lo miraron. “Nosotros
lo vestimos así, lo atamos y lo dejamos en el vestidor de chicos. Si los de la
fraternidad se aprovechan de él. Esto estará en nuestras manos.”
Continuó hablando.
“Oh, ya entiendo. ¿Te da miedo
que nos demande? No es problema. Podemos usar los mismos métodos para que no
pueda ir a por nosotros.” Explicó la rubia. “¿Pero podrías vivir
con eso en tu conciencia?, saber que entregaste a alguien a una jauría de lobos.”
La pregunta de Daniel tocó una fibra entre las chicas. No
solo se trataba de legalidad, hace mucho que la ley podía saltarse. En un
entorno así, lo único que diferenciaba a la gente de bien y los aprovechados
eran sus valores. Si ellas hacían las mismas cosas que los chicos de la
fraternidad, serían lo que ellas odian.
Marian se puso de pie y caminó por la sala del departamento
lentamente mientras mantenía una mano en su barbilla. “No tenemos que darle una cucharada de su propia
medicina. Podemos darle una medicina diferente.” Dijo finalmente.
“Si en verdad quieres hacer eso.
Tenemos primero que evitar que los de la fraternidad sean los que le den
‘medicina’” dijo la pelirroja. “Exacto, debemos salvarlo de que le den por vías… no razonables.” Dijo Daniel con incomodidad.
La rubia suspiró. “Tenemos 22
años, somos adultas. Podemos decir las cosas directamente.” Se
levantó del sofá para buscar las llaves de su auto. “Vístanse
con ropa de deporte. Vamos a evitar que los de la fraternidad usen a Xander
como su muñeca sexual.”
Daniel tragó saliva. “Eso suena
mal.” Dijo la pelirroja. “Se ve aún peor. Algunos de sus miembros me pagan para que
repare sus muñecas inflables. Siempre tenían rota la zona de la boca, la vagina
y el trasero. No dudarán en hacerle lo mismo si están lo suficientemente
ebrios.” Dijo mientras se ponía su chaqueta y botas.
Daniel sintió un sudor frío recorrer su espalda. Estaban
ante algo muy serio. Su hermana notó que sus manos temblaban, por lo que le dio
un poco de su bebida para intentar calmarlo. Eso pareció funcionar, ya que pudo
sugerir una idea al plan.
“Seguramente Tomas llevó a
Xander a la casa principal de la fraternidad. Está en las afueras de la
ciudad.” Dijo Daniel. “Recuerdo vagamente el lugar. Tomas fue uno de los
clientes de la sastrería donde trabajo.” Dijo Bondy al ajustarse su
chaqueta. “Yo sí recuerdo bien la dirección.” Aseguró Daniel. “Periferia Oeste 15, Calle Kirmen, casa 515.”
“Oigan. No creo que las 4 podamos
hacer algo contra varios chicos de la fraternidad. Llegar y plantarnos podría
terminar muy mal. No creen que es mejor llamar a la policía, explicarles la
situación y darles la dirección.” Sugirió
Ruby.
Marian negó con la cabeza. “Queremos
hacer esto lo más discreto posible. Además, tenemos que convencer a Xander que
no intenté emitir demandas contra nosotras o las otras chicas.” Ruby pensó por un momento, pero no estaba
convencida.
“Nosotras lo metimos en esa
situación. Pero creo que estará menos molesto si lo rescatamos antes de que
Tomas intente divertirse con él.” La
idea aún causaba escalofríos en Daniel. “Ya deja
de decir eso.”
Ruby chasqueó sus dedos cuando se le ocurrió una idea. “Tal vez necesitemos ciertas herramientas.” Buscó en su bolso y rápidamente sacó 4 tubos de labial. “El rojo no es mi color.” Dijo Marian mientras le daba un vistazo.
“No son labiales reales. Son gas
pimienta.” Ruby mostró un pequeño
botón en una parte del tubo. “Si presionas con
fuerza, escupirá un chorro de pimienta y chile.” Explicó con cuidado de no accionar el mecanismo. “¿Los hiciste tú misma? Eso es genial.” Dijo Daniel haciendo que Ruby se sonrojara.
“Parece que tenemos un plan. Podemos perfeccionarlo en el camino. Hay que darnos prisa.” Dijo Marian mientras se ponía su chamarra y le pasaba una a su hermano.
Las 4 chicas bajaron por el ascensor hasta el sótano del complejo de departamentos que funcionaba como estacionamiento. Cada departamento tenía asignado un espacio. No les tomó mucho encontrar el espacio 46.
Recientemente se habían agregado plazas extra en el
exterior, pero se debía pagar un monto extra por su uso.
Como el departamento estaba cerca tanto de la Universidad
como del lugar de trabajo de las chicas, no necesitaban un auto. Todas excepto
Bondy. No solo lo usaba para ir a su trabajo en las afueras de la ciudad,
también se organizaba con sus amigas para dar paseos. Pero hoy tenían una
misión.
Su auto era un Trans-Am de 1979 blanco. Lo había comprado a su padre, quien se lo dejó a tan solo 100.000 maygels (2.000 dólares en la moneda local) por ser un auto viejo y por ser su hija. Cabían las 4 perfectamente, eso a pesar de ser un auto estilo Coupé.
El auto recorrió las calles rodeadas por árboles en las
afueras de la ciudad. Se adentró en el pueblo cercano. Al ir por su periferia
no pasó mucho hasta que el sonido de la música electrónica comenzó a hacerse
más fuerte. Bondy estacionó a considerable distancia.
Una casa de tres pisos resaltaba por la música a todo volumen,
las luces multicolor y los jóvenes que charlaban y merodeaban por todas partes.
“¿Qué están celebrando siquiera?” preguntó Ruby. “Su
equipo favorito de fútbol ganó un campeonato. Uno de los requisitos para entrar
a la fraternidad es ser fan de los BlueHats.” Explicó Daniel. “Es un equipo
terrible. Su afición usualmente usa cánticos racistas. Ganaron esta temporada
de forma inexplicable.” Explicó Bondy. Ella no veía fútbol, pero su
novia sí. Veían juntas los partidos como una forma de pasar tiempo juntas.
“Quédate en el auto, Bondy.
Ruby y Danny vendrán conmigo.” Miriam
comenzó a explicar su plan. “Siempre hay alguien
teniendo sexo en estas fiestas. Probablemente Tomas se reserve a Xander solo para
él en su habitación. ¿Sabes dónde está, Danny?” se giró a ver a su hermano.
“Claro. En el tercer piso. La
puerta del fondo a la derecha de las escaleras.” Aún recordaba bien algunas cosas pese a haber
estado en pocas ocasiones. “Perfecto. Oh, otra
cosa. Probablemente necesitemos que hagas de señuelo para que podamos entrar.”
Daniel tardó un segundo en entender lo que le estaba
pidiendo. “¿¡QUÉ!?” exclamó.
Continuará...
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----- Si por allí encuentran alguna falta de ortografía, por favor, háganmelo saber -----
------------------------------------ GRACIAS POR
VER ------------------------------------
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