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Escrita por: “Irene
Naridza”
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----- Hermana Negociante -----
-- Escrito por
“Irene Naridza”
“MI PIERNA, MI PIERNA.” Se quejaba Xander. Habían logrado
salir de la autopista y se habían adentrado en los caminos secundarios hacia el
bosque. Aún estaban muy lejos de casa, pero por fin estaban fuera de peligro.
Excepto por la damisela rescatada.
Ruby, recordando las clases de enfermería de su carrera,
pudo determinar con facilidad su estado. “No parece
una fractura, pero sí un buen golpe…oh, espera. DEMONIOS.” Dijo al encontrar algo en su pierna izquierda. “¿Qué?,¿Qué
es?” preguntó Xander.
“No te muevas.” Indicó Ruby. “Es una esquirla
de vidrio. Debiste incrustártela al caer en el trampolín.” Explicó mientras sacaba una gaza de su bolso. “No puedo tratar eso, tendremos que llevarte al hospital.” Dijo mientras se preparaba para inmovilizar la
esquirla.
“No. eso no.” gritó Xander, después de todo lo vivido
ese día, solo quería irse a casa. Se precipitó y arrancó el pedazo de vidrio
creyendo que con eso evitaría ir al hospital donde habría muchos ojos curiosos.
Automáticamente, la humedad en su pierna se hizo presente y
abundante. “NO, IDIOTA.” Gritó Ruby. “CHICAS, NECESITAMOS HACER PRESIÓN.” Xander no entendía lo que era hasta que tocó su
pierna, donde un goteo tibio se hacía más grande. Al levantar su mano, la vio
cubierta en un líquido rojo que no fue difícil de identificar.
Xander se desplomó en el suelo de aquel bosque, sintiendo un
frío subir por su cuerpo. Las chicas intercambiaban palabras frenéticamente,
pero no podía distinguir lo que decían. Todo se tornó oscuro de un momento a
otro.
Fue como un sueño lúcido. Uno donde se podía tener control,
solo que allí no había nada, solo un manto oscuro que se extendía por la nada
absoluta. Una brisa repentina hizo que sintiera la gravedad, todo su cuerpo se
sentía más pesado de lo que era.
De pronto hubo luz, mucha luz. Xander entrecerró los ojos.
Cuando estos se acostumbraron, pudo distinguir lo que pasaba. Estaba en un
cuarto pequeño. La luz del día entraba por una ventana alta y estrecha. Estaba
en una cama pequeña. Había un montón de armarios de aspecto viejo y pesados. Un
par de cajas apiladas y una silla frente a la cama.
“Este lugar es extraño.” Dijo mientras se
sentaba, pero algo le impidió hacerlo. Volvió su vista hacia sus piernas. Allí
abajo algo le impedía moverse con libertad. Un leve dolor en esa área aparecía
a cada que intentaba moverse.
Removió la sábana blanca. Debajo yacía su pierna izquierda,
envuelta en un artilugio metálico extraño que estaba encadenado a la cama. El
grito de Xander se escuchó por el pasillo de aquel misterioso lugar.
Intentó desesperadamente zafarse, pero la cadena era lo
suficientemente sólida para no ceder. El dolor en su pierna por cada tirón lo desalentó
a seguir intentando liberarse de esa forma. Probó a respirar hondo para pensar
en una alternativa.
Ya con más detenimiento. Examinó el artilugio. Consistía de
una especie de anillos ajustados en su muslo y por encima de la rodilla. Unas
varillas gruesas de metal unían ambos anillos, de estas salían pequeñas
protuberancias de un material blando que hacían contacto con su pierna. Era
como una férula muy extraña y artesanal.
Debajo había unas vendas justo donde se había incrustado el
pedazo de vidrio. Parecían manchadas. La cadena, pequeña pero sólida. Un
extremo estaba envuelto en una de las varillas y el otro en el tubo de la cama.
Ambos lados cerrados por pequeños candados.
Se dio un momento para examinar el resto de su cuerpo. Ya no
tenía la mordaza, las mallas ni la falda. Pero aún llevaba la peluca y el
leotardo seguía ceñido a su cuerpo. Manteniendo incluso el sujetador con el
relleno de calcetines que le daban el aspecto de tener pechos. Xander intentó
quitárselo, pero estaba casi pegado a su piel.
Observó que en su cuerpo habían colocado otros vendajes
menores. En sus piernas y sus brazos, pero no eran de heridas tan graves. Al
tocar en dichas zonas sentía un dolor leve. “Seguramente son raspones.” Habló
en voz baja. Su garganta le estaba doliendo.
De repente la puerta se abrió. Marian y Daniel entraron.
Este último se alegró de ver que Xander parecía estar bien. “¿Dónde?,¿Dónde
estamos?” preguntó. “En el
sótano de nuestro complejo de apartamentos.” Dijo Marian mientras
sacaba una bolsa de uno de los armarios.
“¿Por qué tengo esto en la pierna?” El
dolor en su garganta le obligó a moderar su tono de voz. “Cuando volvimos aquí, Ruby te cosió la herida. Ella está
en su trabajo de medio tiempo ahora, pero dijo que era buena idea inmovilizar
la zona.” Explicó.
“Probablemente necesites más
tiempo con ella o ver a un doctor. Pero eso tendrá que ser después.” Marian se sentó en la silla para hablar con más
comodidad. “Me podrían haber dejado en un hospital desde un inicio. ¿Qué hago aquí?” preguntó
en voz baja y evitando mirar a Marian a los ojos.
“Como sabrás. Ayer pasó un
montón de cosas. Cosas que tanto tú como nosotras provocaron.” Comenzó a explicar. “Nosotras
te entregamos a los chicos de la fraternidad, pero fue porque pensamos que
sería correcto hacerte sentir lo que sentíamos nosotras cuando nos acosabas.” Agregó Daniel.
“Queríamos pedirte que dejáramos
atrás todo esto. Tu no volverás a acosar a ninguna de las chicas y nosotras no
volveremos a tomar represalias contigo.”
Ofertó Marian, oferta que parecía absurda. “¿Tienen idea de lo
que estaban por hacerme?,¿Quieren que olvide todo eso?” objetó con
enfado. “Tú querías que nosotras olvidáramos lo
que tú nos hacías.” Contestó Marian.
“¿Y si no acepto qué harán? ¿Van a dejarme aquí como un prisionero?” resopló
Xander. “No. pero las chicas y yo podemos reunir
un sinfín de acusaciones y fondos para hacerte una demanda colectiva. Nosotras no
nos salvaremos de una demanda tuya, pero tú tampoco de la nuestra.” Explicó mientras cruzaba las piernas.
“Las leyes contra la
violencia hacia la mujer son más severas que hacia los hombres. Además, la
constitución establece que nos deben dar penas más suaves que a los hombres. Teniendo
en cuenta que tú tienes más de una víctima, lo tendrás más complicado. Será un
escándalo tan grande que los contactos de tu padre no servirán de nada.” Daniel asintió mientras se mantenía detrás de su hermana.
“Adelante. Demándanos y tanto
tú como nosotras terminaremos en prisión. Pero mientras nosotras salgamos a los
pocos años y volvamos a retomar nuestras vidas, a ti aún te quedarán varios años,
incluso décadas. Te quedarás en alguna celda oscura.” Ella no dejó de mirarlo fijamente a sus ojos.
Xander se quedó en silencio. Su ego le gritaba que debía
golpearla. Pero la reciente sensación de vulnerabilidad, algo muy nuevo para
él, lo hacía temer. Si tenía razón, todo se habría terminado. No solo estaría
en un lugar horrible, su futuro estaría comprometido, su reputación y la de su
padre estaría arruinada.
“Está bien.” Dijo Xander
tras dar un largo suspiro. “Es un trato.” Extendió su
mano y la estrechó con Marian. Ella sonrió satisfactoriamente, habían logrado
tener el silencio de Xander y arreglar el problema en el que habían metido a todas
las chicas.
Hacer una demanda desde el principio era la solución, pero
eso no les pareció suficiente a Marian y Daniel. Tarde se dieron cuenta que sus
ganas de venganza las habían hecho cruzar una línea roja. Aunque podían asumir
los años de condena, las otras consecuencias; perder su cupo en la universidad,
truncar sus planes de vida y tener un historial manchado de por vida. Serían un
costo muy alto. Ambos no tenían nada que ganar, pero todo por perder.
Daniel le extendió la llave de la cadena. “Creo que por seguridad tendrás que quedarte con esa cosa
de metal por un tiempo, solo devuélvela luego.” Dijo él.
Xander se le quedó viendo por un momento. Daniel seguía
luciendo como una chica. Llevaba una sudadera de una talla más grande, leggins
ajustados y su cabello largo recogido en una coleta que caía al frente de su
hombro derecho. Era muy diferente de las veces en las que había tenido que
interactuar con él en esa forma.
“Daniel… ¿ese eres tú?” preguntó
mientras tomaba tímidamente las llaves. “Danny.” Respondió instantáneamente. “Sí, es raro que vaya a la universidad como chica siendo
chico. Incluso está prohibido.” Daniel posó su mano en su nuca
mientras se excusaba.
“Como nadie gestiona las
cosas como es debido y porque era parte de nuestro plan… he estado yendo así
por un par de meses y nadie se ha dado cuenta.” Dio una risita nerviosa. “Como ya hemos terminado con… con nuestras diferencias.
Ya no hay razón para que lo siga haciendo.”
Concluyó.
“Viviste como una chica en la universidad por dos meses
solo para vengarte de mí… ¿en serió fui tan malo?” Xander
por fin comenzaba a darse cuenta de lo que sus acciones provocaban en los
demás. “Claro. Bromas groseras, manoseos,
humillaciones grupales. ¿Cómo es que nunca pensaste que eso nos molestaba?”
Xander se quedó callado. Por vergüenza y porque no sabía qué
responder. Ni él mismo sabía cómo pudo hacer todo eso sin siquiera detenerse a
pensarlo. Una falta completa de responsabilidad sobre sus actos.
Al buscar más a fondo en su mente, recordó que nunca se paró
a pensar en ello. Esa era la respuesta. Una que le incomodaba. No quería pensar
en eso.
“¿Qué hay de Tomas?” preguntó al
liberar su pierna. “Ruby nos llamó, comprobó que
estaba en el hospital. Una fractura e incontables golpes.” Dijo Marian
al sacar una bolsa de uno de los armarios y dársela, tenía ropa masculina.
“Me refería a sobre qué haremos con él” Preguntó al
ponerse una chaqueta. “Nosotras ya no tenemos
nada que ver con él.” Respondió Marian. “Pero
si quieres hacer algo por tu cuenta. No nos importa. Solo déjanos al margen.” Señaló
antes de salir de la habitación con su hermano.
“Sin duda lo haré.” Exclamó Xander.
Continuará...
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favor, háganmelo saber -----
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Hermana al rescate: https://www.deviantart.com/nair-tg-stories/art/Hermana-al-rescate-TG-STORY-1048941197
Hermana a la retribución: https://www.deviantart.com/nair-tg-stories/art/Hermana-al-retribución-TG-STORY-1134518461
Hermana a la reflexión: https://www.deviantart.com/nair-tg-stories/art/1138485097
Hermana al rescate - ¡OTRA VEZ!: https://www.deviantart.com/nair-tg-stories/art/Sister-To-Rescue-AGAIN-1144413144
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