martes, 25 de febrero de 2025

OTRA REALIDAD - HISTORIA TG

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Escrita por: “Irene Naridza”

IA Foto hecha por HOTPOT:

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Jake tenía un secreto que acarreaba desde la infancia. A él le gustaban las cosas coloridas, era delicado y en lo general, le gustaban las cosas de niñas. Series de televisión, muñecas e incluso su ropa. Él siempre sentía atracción por usarlas, pero frustración ya que nunca se lo permitieron.

Amanda era su única amiga y la única a la que le confesó su secreto. Fue un día que estaban juntos en su casa para hacer un trabajo grupal de la escuela. Al terminar, él propuso ver una película. Después de reproducirla fue a su habitación, alegando que se pondría algo más cómodo para luego hacer canguil.

Jake volvió como Jacky. Usando un vestido simple color celeste y mallas blancas. Arregló su corto cabello con un par de horquillas rosadas. Un conjunto que logró robar de casa de su prima en la última reunión familiar. Al verlo, Amanda abrió mucho los ojos y se quedó sin habla por un momento. “Eres más femenino que yo.” Dijo ella. Lo que sorprendió a Jake, porque esperaba que se burlara de forma grosera.

“Vamos. Trae el canguil.” Agregó antes de continuar viendo la película. Jake asintió y aún con su corazón latiendo rápido, fue hasta la cocina donde puso un sobre en el microondas y en cuestión de segundos estaba de vuelta con dos grandes tazones llenos de canguil caliente.

“No pongas el tazón sobre el vestido, lo mancharás.” Aconsejó ella. “Oh…gracias.” Respondió él antes de poner un cojín para asentar el tazón. “¿No te parece raro?” preguntó aún desconcertado por la calma de su amiga. “Pienso que te ves muy lindo.” Respondió haciéndolo sonreír. “Gracias.”

Desde ese día ella le ayudó a conseguir ropa femenina. Él le daba dinero a Amanda para que le comprara las cosas y ella se las entregaba ocultas en bolsas de comida rápida limpias y vacías. Usualmente venían con la factura donde el logo ‘Grace’s Site’ encabezaba la información de la compra, entre las que se incluía la dirección de la tienda.

Como Jake era bajito para su edad, era fácil para Amanda conseguirle algo de su talla. Él ocultaba su ropa de chica en sus cajones, debajo de su ropa de chico. Usaba diferentes conjuntos mientras estaba solo en casa. A veces le enviaba fotos a Amanda. Ella se reía en una mezcla de ternura y sorpresa.

Un día, estaban en casa de Amanda para hacer juntos un deber del colegio, el cual no fue difícil. Fue entonces que Jacky pudo probarse conjuntos de Amanda y su madre. “Esas mallas no combinan con esos tacones, además, son muy grandes para ti.” Señaló a su tambaleante amigo. “Oh, y te pusiste la falda incorrectamente. La cremallera va al costado, no al medio.” Jacky siguió con atención sus consejos.

Salió del armario con la falda acomodada, unos zapatos bajos y un suéter con el logo de la mencionada boutique. “Allí venden una gran variedad de ropa. Toda es de chica.” Explicó Amanda mientras se dirigían a la sala. 


“Es muy visitada diariamente. Es aún más concurrido cuando ponen ofertas.”
Agregó antes de encender el SmartTV y entrar a NetFilms.

“Encontré esta película el otro día.” Ambos se acomodaron en el sofá. “La veíamos en familia, pero mis papás la cambiaron al ver de qué trataba. Estoy segura de que te gustará.” Le sonrió mientras aparecían los logos de los estudios.

Aquella película era de un chico quien, al igual que Jake, descubría que le gustaban las cosas de chicas. Lentamente se abría a sus padres y amigos, los cuales lo aceptaban con amor. “Ojalá fuese cierto.” Comentó Jacky en voz baja al terminar la película. “Definitivamente.” Contestó Amanda.

Un día, Jake comprobó la dirección de la boutique al pasear en bicicleta. Condujo hasta un rincón tranquilo de la ciudad, uno que era la frontera entre el mar de edificios con la zona de departamentos y vecindarios.

Un edificio simple resaltaba entre árboles y puestos de estacionamiento. Su fachada era robusta y pintada por los colores púrpura, blanco y rosado. El letrero con el nombre ‘Grace’s Site’ resaltaba por su fuente manuscrita y por los focos amarillos que le daban el aspecto de ser dorado.

Días más tarde. Jake y Amanda volvían caminando del colegio. Charlaban sobre lo complicado que se estaban volviendo las matemáticas y otras materias. “¿Llevas puestas las mallas?” preguntó Amanda en voz baja una vez estuvieron en una zona apartada. “Sí. Pero no son las blancas escolares, son unas anilladas de colores.” Comentó con una sonrisa.

“Puedo conseguirte el uniforme femenino si quieres, pero no es barato. No se venden en ningún lugar, se mandan a hacer.” Ofreció Amanda. “Claro que quiero. Puedo ahorrar mi mesada. Además, solo necesitaré la falda y la camiseta.” Contestó sin demora.

“La costurera no suele hacer prendas sueltas. Pero veré cómo la convenzo.” Dijo antes de despedirse. Jake fue hasta la parada de bus y en unos minutos ya había llegado a casa. Entró a su habitación donde encontró toda su ropa de chico esparcida por el suelo. Su ropa de chica no estaba en ningún sitio.

Con su corazón latiendo fuertemente, buscó a sus padres para preguntarles qué había pasado. Ellos estaban en su dormitorio con miradas muy serias. Su madre le dio la noticia de que lo cambiarían de escuela. Su padre se le acercó y le dijo que habían encontrado todo y que estaban decepcionados de él. “MI ÚNICO HIJO VARÓN NO HARÁ ESAS COSAS.” Le dijo sin ninguna ligereza.

Abatido, volvió a su habitación, levantó todo y lo guardó devuelta en los cajones los cuales ahora eran más espaciosos. La única prenda que logró guardar fue el par de mallas que llevaba puestas. Las puso dentro de una funda y las aseguró con cinta en la parte inferior de su armario. Intentó llamar a Amanda en busca de consuelo, pero ella no contestaba.

La semana siguiente Jake empezó en su nueva escuela que era solo para varones. No era un mal lugar, pero no se sentía nada cómodo. Aunque no todos eran muy serios, él no se animaba a hablar con nadie. Aún usaba ese último par de mallas que le quedaba, era super cuidadoso a la hora de ocultarlas y lavarlas. 

Jake intentó nuevamente hablar con Amanda, esta vez sí contestó. “Deja de llamarme, no quiero saber de ti nunca más.” Fueron sus palabras. Había miedo y tristeza en lugar de ira o molestia. El joven se dio cuenta de lo obvio, su padre había ido a su casa a quejarse con su familia y ellos la habrían castigado. Su padre era abogado y sabía cómo intimidar a los demás usando la ambigüedad de las leyes.

La idea de ir a su casa para intentar arreglar las cosas fue tentativa, pero entre las tareas académicas y el miedo a represalias, no pudo juntar el valor necesario. Ver el camino hacia la casa de Amanda desde el autobús todos los días le resultó doloroso. Ella ya ni siquiera actualizaba la información y estado de sus redes sociales.

Meses después, reunió valor y se bajó en una parada cercana. Aún recordaba el horario de trabajo de sus padres, sabía que no estarían allí a esa hora. Repasaba un par de frases para intentar hablar con ella.

Llegó a aquella casa donde tantas veces había pasado las tardes siendo Jacky. Golpeó la puerta tímidamente una vez, pero nadie respondió. Lo hizo una segunda vez, seguía sin respuesta. Al hacerlo una tercera vez, llamó la atención de una vecina que pasaba por allí. “Ya nadie vive allí.” dijo con indiferencia.

¿Qué?, ¿Por qué?” preguntó atónito el joven, sin moverse de donde estaba. “Se mudaron hace un mes.” Explicó antes de volver a sus labores. “¿No sabe a dónde se fueron?” se apresuró a preguntar al verla alejarse. “No. Solo comentaron que vendían la casa. Un día subieron sus cosas a un camión y se fueron.” La mujer no le prestó más atención a Jake y se retiró.

Jake se quedó solo en la acera, sin palabras. Se sentía desolado, no podía dejar de culparse por lo que había hecho. Pese a que sabía de sobra que nunca sería aceptado y que sus gustos siempre serían problemáticos, los momentos de elogios y validación de su amiga lo hicieron relajarse y fantasear con una realidad mejor. Aquel escenario de aceptación de esa película que vieron juntos. Ignoró que era de una realidad que no era la suya.

Fue él quien dejó intencionalmente su cajón abierto y la ropa femenina a la vista. Deseaba que sus padres la encontraran. Se imaginaba hablando con ellos, obteniendo una buena respuesta, su aceptación. Ahora no tenía la aceptación de nadie.


Continuará...

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 ---------- Si por allí encuentran alguna falta de ortografía, por favor, háganmelo saber ----------


------------------------------------ GRACIAS POR VER ------------------------------------

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