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Escrita por: “Irene Naridza”
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----- Necesitando un Rápido Aventón -----
-- Escrito
por “Irene Naridza”
Era una
soleada tarde de primavera por las carreteras solitarias que conectaban las
periferias de las ciudades. Las sombras de los árboles cubrían los costados del
pavimentado sendero que atravesaba el espeso bosque.
Dos figuras
femeninas se alcanzaban a ver esperando en la reconfortante y fresca sombra de
los altos pinos.
20 MINUTOS
ANTES.
Kevin y
Clover querían llegar a un partido de su equipo favorito de baseball, Las
Ardillas Blancas. Era la final del torneo a la que su equipo volvía después
de varios años. Ya estaban en camino hasta que el auto de Kevin se averió.
Una rápida
revisión los hizo darse cuenta del problema. El aceite parecía ser de mala
calidad, por lo que pese a ser recién puesto, ocasionó daños en el motor. Por
fortuna, Clover había convencido a Kevin de pagar por un seguro de autos, por
lo que pronto llegó una grúa a remolcar el vehículo.
Kevin
preguntó al chofer si podía darles un aventón hasta la ciudad capital, que era
donde se jugaría el partido. Pero este les dijo que el taller de la aseguradora
se encontraba en la ciudad vecina.
Como su
equipo era realmente importante para ellos. Decidieron quedarse a un lado de la
carretera intentando pedir un aventón a los pocos autos que pasaban por el
lugar. Sin embargo, nadie se detenía. “Esto es malo, el partido comienza en
40 minutos y estamos varados en medio de la nada.” Dijo Kevin impotente.
Clover, dispuesta a hacer lo que sea por llegar al partido tuvo una
repentina y singular idea “Ven aquí un momento.” Dijo mientras tomaba de la mano a su novio y se
adentraba con él en el bosque. “No creo que
lleguemos antes si vamos por el bosque.”
Dijo Kevin.
“No, eso no. Tengo una idea que nos ayudará a tener
un aventón.” Dijo mientras buscaba en su bolso la ropa extra que había traído.
Siempre la llevaba a los partidos en caso de que algún fanático ebrio comenzase
a lanzar cerveza. Pero en ese momento, tenía algo más en mente.
15 MINUTOS DESPUÉS.
Dos figuras femeninas se alcanzaban a ver esperando en la reconfortante
y fresca sombra de los altos pinos. “No creo que
esto realmente vaya a funcionar.” Dijo
Kevin, completamente feminizado por su novia.
“Yo creo que sí.” Dijo Clover. “Si eres una chica, con 27 ya sabes que un par de hombres
tontos haría lo que sea por unas chicas lindas. Queda en ti el aprovechar eso o
no.” Explicó mientras terminaba
de retocaba la sombra de ojos de su novio.
“¿Estás segura que un par de hombres tontos pasarán
por esta carretera en este momento?” preguntó ligeramente
molesto. “Han estado pasando un par. Pero tu
presencia masculina los alejó. Esa clase de hombres solo se acercan a solteras,
pues fantasean con tener alguna oportunidad de ligar.”
Kevin estaba sorprendido por lo que su novia decía.
“Oye, espera. Más despacio. ¿De qué estás
hablando?,¿Estás diciendo que yo soy el problema?” preguntó
mientras revoloteaba por el aire la cartera que su novia le había dado junto al
conjunto.
“Claro que no, Kevin…Doris. Por lo contrario, eres
una gran oportunidad. Dos chicas lindas atraen más la atención que una.” Dijo
mientras le daba unas gafas de sol. “El único problema es tu voz, por lo
que recomiendo que me dejes hablar a mí. Al menos eso les gusta a los chicos.
Chicas simpáticas y silenciosas.”
Kevin levantó una ceja. “A mí no
me gustan las chicas silenciosas, además, ¿Qué es eso de Doris?” Preguntó
mientras cruzaba los brazos. “Doris, es un nombre de chica adecuado para tu
situación.” Respondió Clover mientras vigilaba la carretera en espera de algún auto.
“¿Y todo eso sobre las chicas silenciosas?, ¿Porqué de repente actúas de forma tan…calculadora?” Preguntó Kevin. “Solo quiero llegar a tiempo a la final del torneo. Igual que tú. Además. Conozco mucho sobre la mente del hombre promedio de este país. Son lujuriosos y fácilmente manipulables por una chica linda.”
Kevin se sintió muy indignado. “YO NO SOY
ASÍ.” Exclamó antes de hacer
pucheros, gesto que le pareció muy tierno a Clover. “Por
supuesto. Tú eres diferente a los demás sacos de músculo sin cerebro. Bajito,
delgaducho y, sobre todo. Te enfocas en los sentimientos. Por eso me enamoré de
ti.”
Kevin se sonrojó y sintió una calidez en su
corazón. Sin decir nada más, se acercó a darle un abrazo a su novia, quien
devolvió el gesto. Entonces se pusieron a esperar pacientemente por un auto al
cual pedir un aventón.
Después de unos minutos. Una camioneta apareció. “Como lo
ensayamos. Déjame hablar a mí.” Dijo mientras hacía una seña para que
la camioneta se detuviera.
La estridente música de rock pesado se hizo más
fuerte mientras la camioneta se detenía. El conductor abrió la puerta y un par
de latas de cerveza cayeron al suelo haciendo un ruido perfectamente audible
pese a la estridencia del motor.
“¿Necesitan ayuda, señoritas?” Dijo el
chico, un adulto joven alto y de aspecto descuidado. Clover titubeó un poco,
pero habló. “Necesitamos un aventón hasta la ciudad capital.
¿vas hasta allá?” Preguntó de forma simpática.
“Bueno. Estaba de camino al hospital.” Dijo el chico. “Pero por unas chicas lindas. Tal vez pueda acercarlas al
estadio.” Dijo al notar la camiseta con el emblema de Las Ardillas
Blancas que usaba Kevin, quien se mantenía callado y concentrado en su papel
como Doris. “Vaya, eres observador.” Dijo Clover.
“Entonces. ¿nos puedes llevar?” preguntó, con la
esperanza de que sus suposiciones no fuesen ciertas. “Claro, pero a cambio de algo.” Clover
fingió una sonrisa esperando que él no continuase en la dirección que ella
pensaba. “¿Qué es?, ¿Dinero? Tenemos un par de
billetes.” Dijo mientras fingía buscar en su bolso.
“No. no es eso. Es algo más… especial.” Dijo el chico, con un
sospechoso entusiasmo. “¿Qué es eso tan
especial?” preguntó Clover. Ya suponía la respuesta. Normalmente,
dejaría la conversación en ese punto. Pero quería que esa situación sirviera de
ejemplo para Kevin y demostrar que ella tenía razón con respecto al
comportamiento general de los hombres.
El chico cambió su expresión. “Mi abuela está
muy mal. El doctor dijo que ya no le queda mucho. Su anhelo era ver que podía
conseguir novia, pero pese a que me esfuerzo, no lo consigo. No sé por
qué.” Clover no pudo evitar fijarse en los
emblemas del tablero que pertenecían a ciertas celebridades conocidas por
promover actitudes machistas en sus medios de comunicación.
“(Todo un misterio)” pensó para
sí misma mientras volvía su atención al chico. “Esto me da
pena. Pero, si alguna de ustedes fingiera ser mi novia mientras le doy una
última visita a mi abuela. Les daré un rápido aventón, incluso les pagaré.” Suplicó el
chico.
Kevin esperaba que Clover rechazara la propuesta. No le agradaba en lo
absoluto. Prefería caminar antes que acceder. “Está
bien. Mi amiga, Doris. Ella será tu novia de mentira.” Dijo Clover de forma tan repentina que Kevin no
pudo procesar bien lo que pasaba antes de que ella volviera a hablar.
“Pero es muy tímida. No le gusta hablar. Además,
tendrás que ser rápido. El partido empieza en 20 minutos.” Dijo antes de
arrastrar de la mano a Kevin y subirse en la camioneta.
“Muchas gracias, chicas. Esto significa mucho para
mí.” Dijo el chico antes de poner en marcha el vehículo. “No se preocupen. Ver a mi abuela a lo mucho nos tomará 5
minutos, en cuanto distancias, soy muy rápido.” El chico presionó el
acelerador a fondo.
Kevin se sujetó como pudo ante la inesperada
velocidad. El camino frente a ellos se tornaba borroso mientras la camioneta se
movía a la máxima velocidad con bastante agilidad entre curvas y zonas rectas.
“¿Cómo pudiste entregarme así?” susurró Kevin de la
forma más aguda que pudo. “¿Preferías que fuera
yo?” respondió ella sin verse
afectada por el trato ni por la velocidad a la que iban. “Además. Ya te lo recompensaré cuando volvamos a casa.” Aseguró ella.
Kevin solo pudo sujetarse de una agarradera. Ya
sabía desde la universidad que Clover era muy apasionada por su equipo favorito
de baseball. La escuchaba decir constantemente que haría lo que fuera por
verlos en el estadio si llegaban de nuevo a una final.
Pero nunca supo que cuando decía “Haría
cualquier cosa por ver a Las Ardillas Blancas jugar una final.” hablaba
muy enserio.
Al verla allí, con un semblante inmutable ante la
vertiginosa velocidad de la camioneta, recordó algo que él repetía en la
universidad. “Haría cualquier cosa por verte feliz.”
La camioneta finalmente se detuvo en un hospital
desde donde se podía ver el estadio a una considerable distancia. Sin decir
nada, Kevin alcanzó el bolso de su novia. Sacó un labial y un pequeño espejo.
“Tal vez tenga que dar un beso. Ya sabes, para que
se vea realista.” Susurró Kevin, él cooperaba con el plan de Clover
para tener un rápido aventón. Eso la hizo sonreír.
FIN
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----- Si por allí encuentran alguna falta de ortografía, por
favor, háganmelo saber -----
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GRACIAS POR VER ------------------------------------
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